jueves, 25 de junio de 2020

UN PERVERSO!!!

Por Martín Ramírez C


El politiquero, Juan Fernando Cristo, utiliza varios lenguajes según los escenarios donde pueda eludir responsabilidades y desorientar a la opinión, pero que escarba varios intereses. Ya conocemos su larga trayectoria en la arena política del viejo país donde recibió el título de politiquero, de eso me acuerdo desde que milité en el partido liberal. No ha aportado ni dejado nada bueno al país fuera de promesas y utopías al buen estilo de la demagogia. Lo observamos en la televisión, prensa, radio y las redes sociales donde cada una de sus estrategias se palpan sin mucho esfuerzo.

En lo más reciente, lo recordamos en sus vaivenes y afanes como ministro del mitómano y traidor Juan Manuel Santos, cuando lo apoyó sin miramiento en la firma de la falsa paz con los narcoterroristas chavistas en La Habana donde hubo un reguero de impunidad a esos criminales, verdaderos enemigos de Colombia, y ahora lo vemos escribiendo en un periódico capitalino una columna a varias bandas que intitula “No más asesinatos”.

Me tomé el tiempo de analizar varios detalles puntuales que escribe este personaje, malabarista de la clase política del país. Escribe el cínico Cristo que “hay que intentar un acuerdo para que pare esta masacre”, pero nunca ha querido entender que con narcoterroristas, que es el cartel más grande de la droga en el mundo, no se puede negociar ni llegar a acuerdos. Está demostrado, de hecho, el mamagallismo de los manipuladores de los gobiernos y de la opinión en general, que utilizan La Paz como medio de lucha para desestabilizar la democracia e ir imponiendo su régimen con celeridad y a base de Fake News. 

Por otra parte, escribe, “cuando se asesina a un líder social se mata la esperanza de sus comunidades en un mejor futuro”, pero está en desacuerdo con la aspersión aérea. Ese conflicto a sangre y fuego por territorios o siembras de coca de propiedad de las mafias y de esos carteles del narcotráfico, es lo que origina los crímenes, asesinatos y violencia que esa izquierda radical señala y culpa al gobierno democrático actual.

No entiende, o no quiere entender el exministro santista, que la forma de parar esos crímenes tanto de líderes sociales como personas del común es no dar impunidad a los bandidos o criminales dueños de más de 200 mil hectáreas de esos cultivos ilícitos. Que se hace fundamental la aspersión aérea de esos susodichos cultivos que tiene frenada la Constitucional, la de volver trizas los nefastos acuerdos de La Habana y acabar con la Justicia comunista, JEP, es el trabajo a realizar el gobierno y el legislativo, eso es precisamente lo que tiene a la institucionalidad, la democracia y la libertad en peligro.

Engaña este politiquero de oficio: “Aplicando los instrumentos contemplados en el acuerdo de paz se combate la violencia”, cuando la impunidad a muchos delitos y los de lesa humanidad es lo que convierte en un efecto multiplicador la violencia en Colombia. Quien, sí, de manera tangencial apoya la violación de los Derechos Humanos son las mismas Naciones Unidas que están en contubernio con todas las criaturas chavistas en el continente dirigidas por George Soros y sus lugartenientes de la izquierda radical. Pero guarda silencio frente a las atrocidades de esas organizaciones que no aportan cosas diferentes que anarquía y corrupción a la sociedad.

Sin duda, ese juego del exministro del desgobierno del mitómano Santos ha ayudado a la polarización política que vivimos 48 millones de colombianos, que tiene arrodillados a los medios y a los gremios y en completo miedo y temor a quienes quieren que el país avance por el sendero del desarrollo económico y de las grandes oportunidades para todos. Muchos enemigos de Colombia posan al lado de este personaje o viceversa, y presume que toda la nación es ingenua y pendeja con sus procedimientos perversos.

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