sábado, 4 de mayo de 2024

El pestilente alegato antijudío del presidente Petro

 por Por Eduardo Mackenzie

Después de las contorsiones antisemitas del presidente Gustavo Petro en la plaza de Bolívar, la pregunta es: ¿qué va a hacer ahora Petro con la comunidad judía de Colombia?

¿Qué hará ahora, luego de esa destapada racista que protagonizó antier? ¿Qué inventará contra los colombianos de confesión judía que viven en el país y que no comparten su visión lunática de lo que ocurre en Gaza? ¿Va a impulsar otra de esas “reformas” abyectas que trata de imponerle a Colombia por todos los medios para poner en cintura a los judíos colombianos?

¿Le bastará a Petro romper las relaciones con Israel o irá más lejos para satisfacer sus compromisos alucinantes con el islamismo yihadista? Nadie puede descartar que el odio siga causando más y más estragos en la psicología del insólito individuo que ocupa hoy la presidencia de la República de Colombia. Y que, en consecuencia, dará nuevos pasos, esta vez contra los judíos y los amigos de los judíos y de Israel en Colombia.

Lo de Petro ayer no fue sólo una explosión de odio contra Benjamín Netanyahu, ni contra el gobierno israelí, ni contra la guerra entre Israel y Hamas en Gaza.

Fue una pestilente alegación de antijudaísmo. Hace 208 días, 240 personas cayeron en poder de Hamas porque eran judías. Parece que de ellos solo quedan 129 sufriendo lo indecible en los túneles de Gaza. Nadie sabe cuántos están vivos. Sabe el mundo  que algunos han sido asesinados, que otros fueron violados, torturados y mutilados.

Petro no pidió que fueran liberados. Petro no ha condenado siquiera el masivo pogrom del 7 de octubre de 2023 que asesinó a 1 400 inocentes, con una saña y una bestialidad que el mundo no había visto desde el fin de la dictadura de Hitler. Por el contrario, desde ese día Petro redobló sus insultos contra el gobierno israelí. Ayer fue más lejos. Confirmó que Colombia romperá relaciones diplomáticas con Israel porque, según él, Israel tiene un gobierno y un pueblo “genocida”. Petro le niega a Israel el derecho a defenderse y a buscar la destrucción de Hamas, el verdadero verdugo del pueblo palestino.

El presidente colombiano recita la retórica infernal de Hamás, organización terrorista que pretende construir un Estado palestino que vaya “del lago Tiberiades hasta el mar Mediterráneo”, luego de borrar del mapa a Israel.

Petro sabe que Netanyahu fue elegido por los ciudadanos de ese país. En consecuencia, los electores de Netanyahu son, para Petro, genocidas, así como los demás ciudadanos israelíes que, aunque no sean de la corriente del primer ministro, apoyan el combate contra Hamas y sus patrocinadores: Irán, Qatar, Hezbollah.

“El presidente de Colombia prometió premiar a los asesinos y violadores de Hamás – y hoy cumplió su promesa”, respondió Israel Katz, el ministro de Relaciones Exteriores israelí. “La historia recordará que Gustavo Petro decidió ponerse del lado de los monstruos más despreciables conocidos por la humanidad que quemaron bebés, asesinaron niños, violaron mujeres y secuestraron a civiles inocentes”, agregó.

El mismo 1 de mayo, Hamás aplaudió y describió como una “victoria” la decisión de Petro de romper las relaciones con Israel: “Apreciamos enormemente la posición del presidente colombiano Gustavo Petro (…) que consideramos una victoria por los sacrificios de nuestro pueblo y su justa causa”, declaró la dirección de Hamás en un comunicado.

Petro gritó en la plaza de Bolívar: el gobierno de Netanyahu quiere “exterminar un pueblo entero ante nuestros ojos”. Dijo que el pueblo israelí trata de “volver a las épocas del genocidio”, de querer “exterminar” al pueblo palestino.

¿Si los judíos son los nuevos nazis qué hará Petro con los colombianos de religión judía? ¿Les ordenará llevar una estrella amarilla en sus solapas? ¿Cerrará sus oficinas y comercios? ¿Los invitará a que huyan de Colombia?

La prensa y los políticos solo ven en esa terrible proclama el tema de la “crisis diplomática”. Creen ingenuamente que Petro no irá más lejos. Se equivocan. La ruptura de relaciones hace parte, obviamente, del plan de Petro para desmantelar las Fuerzas Armadas de Colombia. Pues la suspensión de la ayuda técnica israelí, sobre todo en materia de defensa, seguridad, fuerza aérea, electrónica y salud pública son muy importantes para Colombia. Son los rubros que, precisamente, Petro ya está destruyendo.

El problema es saber quién es realmente Gustavo Petro. Él es, en todo caso, el primer jefe de Estado que despliega en la Plaza de Bolívar la bandera de un movimiento terrorista, que hace desfilar en la capital extrañas milicias sin insignias que aparentemente sólo reciben órdenes de él. Son efectivos entrenados que disimulan su armamento bajo sus chalecos y que llegan a la capital en camiones y se pasean por las calles y se toman los parques y los campus universitarios para acampar allí como una fuerza de choque. Y todo en las barbas de los alcaldes y de las fuerzas del orden paralizadas. Muy extraño que discursos contra los judíos e Israel, tan vergonzosos para Colombia, sean lanzados en contextos de previa movilización de fuerzas paramilitares en la capital de la República. Y que las autoridades observen eso sin verlo realmente, hipnotizados como están por la palabra “minga”, sinónimo de reunión entre amigos.  

¿Quién es realmente Gustavo Petro? ¿Hasta dónde lo llevará su antisemitismo?

jueves, 20 de abril de 2023

Petro corre detrás de Lula para servir a Putin y Xi Jinping

 Por Eduardo Mackenzie

Las actuales movidas internacionales de Gustavo Petro hay que verlas en su contexto real, no en el marco ficticio que él quiere mostrarnos.

El telón de fondo de su encuentro de hoy en Washington con el presidente Joe Biden y el de la “cumbre de Bogotá”, fijada para el próximo 25 de abril, no es el arreglo de la cuestión venezolana sino el de servir de principal comodín regional tanto de Putin como de Xi Jinping en la lucha desesperada de los dos dictadores para aislar y derrotar a Ucrania y a Taiwán y, sobre todo, para debilitar a Estados Unidos y los países de Occidente en general.

Petro está en competencia frenética con su homólogo brasileño. El nuevo mandatario colombiano quiere adquirir ante Moscú la estatura, no alcanzada hasta ahora, de hombre clave de la escena latinoamericana. La mejor palanca para ello sería conseguir un cambio de actitud de la Casa Blanca ante el moribundo régimen de Nicolas Maduro, el elemento central del juego de Putin en el continente americano, aún más que Cuba. 

Si Nicolás Maduro acepta reanudar el diálogo con la oposición, que él había roto en noviembre pasado, y realizar unas elecciones “limpias y libres”, como promete el ministro colombiano Álvaro Leyva, para que la “democracia regrese” a Venezuela en 2024, Petro reduciría la distancia que le ha tomado Luiz Inácio Lula da Silva y sería visto, por Moscú y Pekín, como el nuevo líder progresista del subcontinente.  

Ocultando ese objetivo estratégico, Petro aspira a obtener el respaldo de Washington y de algunos gobiernos en Latinoamérica para esa movida en favor de Maduro. Sin embargo, la tarea es complicada. En cuatro meses Petro se ha reunido cuatro veces con Maduro sin obtener de éste nada en materia electoral. Un regreso de la democracia sin la magia de las maquinas electrónicas de voto, y sin destrucción del cartel de los soles y sin neutralización real de las narco-bandas colombianas en Venezuela, será imposible.

La Casa Blanca, además, no cede en su cronograma para Venezuela: primero elecciones transparentes y restauración de la democracia antes de levantar las sanciones, a pesar de que Washington es ahora menos recio pues el petróleo venezolano sería de nuevo atractivo a causa de la guerra en Ucrania. 

Pero si Washington verifica el trasfondo real de las operaciones de mayor aliento, de Petro y Lula en favor de Putin y de su aliado chino, la confianza y la cooperación de Biden se le derrumbará a Petro como un castillo de naipes. Nadie olvida que Gustavo Petro, el 25 de febrero de 2022, un día después de la invasión rusa de Ucrania, declaró que no fue Putin sino Europa quien decidió avanzar hacia “su tercera guerra europea” y que no hay que ayudar a Ucrania contra tal agresión.

En ese terreno, Lula parece haberle tomado la delantera a Petro. Ya se consagró como agente diplomático a los dictadores de Rusia y China. El 13 de abril fue recibido con gran pompa por Xi Jinping y poco antes Lula había enviado a Moscú a Celso Amorim, su asesor de Relaciones Exteriores para que recitara el libreto que tanto le gusta a Vladimir Putin: que en la guerra en Ucrania no hay un país agresor ni un país agredido y que Moscú y Kyiv son víctimas de la OTAN. Y que Lula es favorable a la búsqueda de la paz en Ucrania, pero en los términos de Moscú: a costa de la integridad del territorio de Ucrania. 

En una declaración Lula reiteró: “Estados Unidos tiene que dejar de fomentar la guerra y empezar a hablar de paz” (…) “Tenemos que convencer a la gente de que la paz es el camino”. Obviamente esa posición delirante convirtió a Lula en blanco de las críticas de Washington y en el hazmerreír de las cancillerías europeas. El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que Lula “está repitiendo como un loro la propaganda rusa y china sin fijarse en los hechos”. La Unión Europea agregó que Lula olvida que “Rusia fue quien invadió Ucrania y que ellos simplemente buscan evitar la destrucción del país”.

Y ello le dio un chance a Gustavo Petro. Pero Lula, imperturbable, corrigió el tiro y trató de maniobrar más hábilmente. En Brasilia, durante una ceremonia con el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, Lula lanzó: “Al mismo tiempo que mi gobierno condena la violación de la integridad territorial de Ucrania, defendemos una solución política negociada para el conflicto”, pero no negó que se opone a las sanciones impuestas a Moscú por la Casa Blanca y la comunidad internacional.

Para reforzar la influencia de Moscú, Serguei Lavrov, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, partió en gira por Latinoamérica. Luego de Caracas, pasará por Brasilia, La Habana y Managua. Tras reunirse con Maduro, Lavrov exigió, en una conferencia de prensa, contrarrestar el “chantaje” occidental: “Es necesario unir fuerzas para contrarrestar los intentos de chantaje y la presión unilateral ilegal de Occidente [contra Rusia y Venezuela]”.

Con ese disparate, Lavrov busca seducir a otras capitales del continente. Su objetivo es inyectar la visión de Putin sobre la anexión de Crimea y el Donbás ucraniano y buscar apoyo a la demanda del levantamiento de las sanciones internacionales contra Rusia. Lavrov afirmó que Venezuela es “sin duda alguna uno de los socios más fieles de Rusia” y que las relaciones bilaterales Rusia-Venezuela serán fortalecidas para derrotar las “presiones” norteamericanas.

Ocultando la visión paranoica de Putin, según la cual la OTAN fue la que lanzó la guerra sobre Ucrania, Lavrov gesticuló: “Con nuestros amigos venezolanos abogamos por el derecho de cada nación a devenir su propio futuro sin la interferencia, sin el chantaje, desde fuera y también sin intentos de influir por vía ilegítima por sanciones”. Iván Gil, un ministro madurista, respondió lo que esperaba Lavrov: que Venezuela “condena el uso de sanciones sea contra Venezuela o contra la Federación de Rusia”.

Putin autorizó a Lavrov para que le prometiera a Lula el fuego nuclear. En la rueda de prensa, Lavrov insinuó que Rusia podría ayudar a Brasil a dotarse de plantas de energía nuclear “con fines pacíficos”. “Hoy conversamos sobre los ámbitos que deben desarrollarse en beneficio de nuestros países y ciudadanos. Sobre todo, se trata de la energía, en particular del uso de la energía atómica con fines pacíficos. Aquí tenemos una buena interacción y perspectivas (...), y el uso pacífico del espacio (...), así como de la agricultura, sanidad y productos farmacéuticos", dijo el ministro ruso.

Tal extremo muestra que Putin también está en una carrera contra el tiempo. Según varias cancillerías de Occidente, las rivalidades dentro del Kremlin aumentan contra Putin por la acumulación de sus fracasos militares en Ucrania. La emergencia de un grupo de países latinoamericanos que se someta a los dictados de Putin y legitime la violación rusa del orden mundial de 1945 y pida el levantamiento de las sanciones contra Rusia, con el pretexto de un “retorno de la democracia” en Venezuela y en favor de la paz en Ucrania, reforzaría la posición de Putin y marcaría el regreso de la hipnótica doctrina del no alineamiento que la URSS utilizó con tanto éxito durante la Guerra Fría.  

Lula se muestra dispuesto a asumir esa tarea.  Pero el reino de Lula también es frágil: la oposición no descarta la posibilidad de poner de nuevo a Lula contra las cuerdas por los delitos de corrupción que él arrastra y que le valieron una primera condena en 2017 (1). ¿Qué salida le queda entonces a Petro?  ¿Cederá el liderazgo a Lula y se unirá como un segundón a la maniobra estratégica, en beneficio de Rusia y, sobre todo, de la China comunista? Ello será apoyado por las mamertería internacional, pero generará en Estados Unidos, Europa y Asia gran rechazo. En Colombia, amplios sectores verían esa aventura como otro vuelco suicida inaceptable que alejará a Colombia de Washington y del mundo civilizado.


(1).- El 12 de julio de 2017, Lula fue condenado a nueve años y seis meses de prisión por corrupción pasiva tras ser hallado culpable de aceptar sobornos de US$1,1 millones por parte la constructora OAS, cargo que el expresidente niega. Lula fue encarcelado en 2018 y pasó 580 días en prisión. Pero en 2021 el Supremo Tribunal Federal (STF) revocó estas condenas. 

domingo, 31 de julio de 2022

CONGRESISTAS, ABRAN A TODOS LA DISCUSIÓN SOBRE ESCAZÚ

Por Eduardo Mackenzie | @eduardomackenz1

Las consecuencias prácticas de ese acuerdo pretendidamente protector del medio ambiente son tan graves para la economía y la paz social que ese debate no puede ser dejado únicamente en manos de los parlamentarios.

Colombia debería seguir el ejemplo del Perú en el asunto de la eventual ratificación del Acuerdo de Escazú. El Congreso debería invitar a la sociedad civil a que, como hicieron los peruanos, se involucre y se adueñe de ese tema y diga lo que piensa al respecto. Lo que hizo el Perú sobre Escazú es un acto de sabiduría de las instituciones de ese país y una lección de democracia para el continente que Colombia no debería menospreciar.

El 5 de agosto de 2019, en efecto, el presidente de Perú, Martí Vizcarra, envió el asunto del Acuerdo de Escazú al Congreso para las deliberaciones de rigor. En lugar de cumplir con el requisito de la discusión entre los miembros de Parlamento, el poder legislativo fue más allá y también abrió la discusión a la sociedad civil: invitó a profesores universitarios, sociólogos, empresarios, economistas y ecologistas para que examinaran la letra menuda de ese Acuerdo y dieran a conocer sus puntos de vista.

El 23 de octubre de 2020, la comisión informó que una amplia mayoría había rechazado lo de Escazú y que la ratificación quedaba suspendida. La comisión estimó que ese Acuerdo podría “afectar el modelo de desarrollo sostenible del Perú y el principio mismo de la soberanía estatal sobre los recursos naturales del país”. El 11 de julio siguiente el expediente fue archivado.

La discusión organizada por la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso había sido viva, pluralista y de gran nivel. En un total de 26 sesiones de debate (13 virtuales) 49 especialistas invitados tomaron la palabra.

A favor de la ratificación estuvieron dos bancadas: los diputados del Frente Amplio y del Partido Morado, mientras que en contra estuvieron las bancadas de Acción Popular, Frepap, Alianza Para el Progreso, Podemos Perú, Somos Perú, Fuerza Popular y UPP.

Gilmer Trujillo, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, explicó que la no ratificación no generará pérdidas ambientales pues el Perú “es uno de los países que lidera el desempeño en el marco normativo en asunto ambiental”. El criterio mayoritario fue que Escazú afectaría la soberanía nacional ya que el Estado peruano terminaría dependiendo de las decisiones de una justicia supranacional “que es pro derechos humanos de manera extrema y podría paralizar las inversiones”.

Sobre la injerencia excesiva de los órganos de “justicia supranacional”, Trujillo detalló: “Una autoridad como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) podría decidir sobre una inversión en el Perú. Una Ong, ubicada, por ejemplo, en Lima, si quiere objetar una carretera en Loreto, dice que eso afectaría el medio ambiente. Activa entonces la justicia externa, paraliza el proyecto con una medida cautelar y cuando el expediente llega a la CIDH la causa ya está perdida pues la CIDH, como lo dijeron varios participantes, tiene un sesgo ideológico: son pro derechos ambientales, pro derechos humanos, pero de manera extrema. La idea es que sean pro, pero de manera equilibrada.”

El 21 de junio de 2021, el Congreso de Colombia no logró formar una mayoría dispuesta a votar favorablemente la ratificación del Acuerdo de Escazú. Los opositores a esa ratificación argumentaron que dicho Acuerdo violaba la soberanía nacional al dejar que jueces extranjeros, no elegidos por nadie, emitan sentencias que prevalecerían sobre las autoridades elegidas del país y sobre el poder legislativo, y que, además, ya existen suficientes normas en Colombia que garantizan la defensa del medio ambiente.

Unos meses después, Chile llegó a la misma conclusión. Al darse cuenta de los peligros que encierra Escazú obró en consecuencia: el 9 de septiembre de 2021, el gobierno de Sebastián Piñera, a través del ministro de Relaciones Exteriores, anunció que no suscribiría el Acuerdo de Escazú. “Tal como está redactado, ese Acuerdo presenta una desventaja para Chile”, declaró Andrés Allamand. El diario El Mercurio agregó que el Gobierno “estudia el contenido de los cambios que implicaría la implementación de esa iniciativa en la legislación ambiental chilena y el alcance interpretativo de ciertos principios del pacto”. Solo tras la llegada al gobierno de Chile de un presidente de extrema izquierda, Gabriel Boric, el 11 marzo 2022, el Congreso chileno optó por la ratificación de ese Acuerdo.

Escazú ha fracasado

Lanzado el 4 de marzo de 2018 en la ciudad costarricense del mismo nombre, el tal Acuerdo sólo ha sido ratificado por 13 de los 42 países de América Latina y el Caribe. Peor: la mayoría de la población de América Latina y el Caribe está por fuera de los falsos “beneficios” del Acta de Escazú. En efecto, de los 659 millones de habitantes de esa inmensa zona geográfica, que va del Rio Grande hasta Tierra del Fuego, solo 244 millones están amarrados por Escazú, es decir un poco más de una tercera parte de la población.

Es de notar que Cuba y Venezuela no quieren saber nada de Escazú a pesar de que su propaganda política, y la de los partidos comunistas del continente, muestran a Escazú como una maravilla. ¿Si es tan buena esa cosa por qué ni Cuba ni Venezuela se embarcan en eso? Por una buena razón: porque esas dictaduras verían muy mal que individuos o grupos locales puedan oponerse o frenar la creación o a la ampliación de obras de infraestructura militar, fluvial, marítima, turística o las inversiones extranjeras en esos países.

Ascazu, es el invento más reciente de la extrema izquierda para hacer anticapitalismo, reducir la producción y los puestos de trabajo y fomentar el odio y la pobreza. El objetivo es retirarles a las autoridades electas la facultad de decidir qué se puede o no hacer en el territorio. Ascazu pretende trasladar a manos de individuos o de grupos y, en últimas, a la justicia especial onusiana, tales decisiones, alegando que las obras “ponen en peligro las comunidades” o “la naturaleza”, sin presentar prueba alguna de ello. Víctimas de tal inversión de la carga de la prueba, las empresas, los individuos o los servicios públicos son los que deben probar lo contrario.

El 27 de julio, un viceministro iraní, Mohsen Kousheshtabar, reveló que el régimen de Nicolás Maduro le había cedido a Irán “un millón de hectáreas de Venezuela para cultivos”. Caracas no ha dado los detales del asunto pero Maduro indicó que su gobierno tiene otros “frentes de cooperación” con Irán en materia “de petróleo, gas, refinerías, petroquímica y defensa”. Si Venezuela hubiera firmado el Acuerdo de Escazú esos planes habrían corrido el riesgo de ser cuestionados u obstruidas por la CIDH. Gracias a Escazú, las dictaduras dependientes de Rusia y China comunista podrán hacer lo que quieran con sus territorios y poblaciones, mientras que los firmantes de Escazú verán bloqueados sus programas de desarrollo y el bienestar de su población, sobre todo de las capas sociales menos favorecidas.

Es evidente que a la a la CIDH no le interesa molestar a Venezuela y a Cuba con un instrumento de injerencia como Escazú. La injerencia es para los países que deben ser penetrados y debilitados para que el trabajo subversivo de esas dos dictaduras sea más fácil.

Señores del Congreso de Colombia: abran el debate. No basta que ustedes discutan lo de Escazú a puerta cerrada. El país necesita saber por qué la mayor parte de los gobiernos del continente rechazan ese Acuerdo. Sigan el ejemplo de Perú.

jueves, 23 de junio de 2022

¡Se suicidó Colombia!

 Por Alberto López Núñez

Nadie aprende de la experiencia ajena, es increíble como con casi 3 millones de gente venida de Venezuela ─entre inmigrantes y repatriados─ que son un cuadro viviente pidiendo limosna o haciendo trabajos de sobrevivencia, en las calles de Colombia, de la miseria que trae el socialismo del siglo XXI, los colombianos hayan elegido presidente a Gustavo Petro, el primer aliado que encontró Chávez, inmediatamente después del infame 4F.

Esto es consecuencia de algo que vengo exponiendo desde hace varios años: la desidia de las élites colombianas ante el peligro del socialismo del siglo XXI, la entrega rastrera de los gremios, los medios y los partidos políticos, con la excepción del Centro Democrático a Santos en la entrega del país a las FARC, primero con el miserable acuerdo de Santos-Timochenko y luego con la instauración de la dictadura del farcsantismo, instaurada con el desconocimiento del plebiscito en 2016. La billonada que gastaron los empresarios en la promoción del Sí, los ingentes recursos entregados a la campaña del pacto histórico por empresarios, incluso pagando su equipo de comunicaciones, como el próximamente expropiado señor Daes de Barranquilla, la obsecuencia de Caracol y El Espectador, entre otros medios a Petro. Pero sobre todo la indigencia intelectual de los dirigentes políticos en no crear desde hace por lo menos 3 años de un frente unido contra el socialismo del siglo XXI, lo que llevó a quedar eliminados en la carrera presidencial, todo esto es la causa del suicidio que cometió Colombia el pasado domingo 19, eligiendo a un subversivo (porque ha seguido y seguirá siendo su meta acabar con la democracia, aunque no sea con las armas) como jefe de Estado, con lo cual selló  el fin de la república como la conocemos desde hace más de 200 años, ahora tendremos la república de los soviets (léase diálogos regionales), o mejor dicho, la dictadura de Petro, cual Fidel, gobernando con la cúpula del farcsantismo, el ELN y los capos de la Picota, un narcoestado, en toda la dimensión de la palabra.

Porque no nos confundamos sobre lo que es el petrismo y para entenderlo cito extensamente a José Obdulio Gaviria en un hilo de tuits hoy: «Tips para entender al petrismo: ¿A qué atenernos con los marxistas? 1. El marxismo se autodefine como «socialismo científico». 2. 7 de los 17 partidos y movimientos que conforman el Pacto Histórico se proclaman marxistas. 3. Otros 2 partidos marxistas se dicen»aliados», no «integrantes» del Pacto (FARC o Comunes y el PST). 4. El marxismo o socialismo científico (Manifiesto Comunista) propugna (en diversas fases o momentos): -Estatalización de los medios de producción -Suprimir la sociedad de clase (no la propiedad privada en su totalidad sino la de los medios de producción con el objetivo de abolir la explotación feudal ─de la que hay «rezagos»─ y la explotación capitalista) -Sistema impositivo progresivo -Abolición del derecho a la herencia -Centralización y estatalización de la banca -Educación pública y gratuita- No existirá plusvalía del empresario y, por tanto, cada trabajador será remunerado según su creación de valor, pero siempre bajo unos estándares de igualdad -antiglobalización, desindustrialización, ambientalismo radical, feminismo como»lucha de sexos», exacerbación de «nacionalismos» o «plurinacionalismos», indigenismo o neorracismo, «soberanía alimentaria» o muerte del libre comercio. Así serán los nuevos y permanentes debates que habremos de oír en el Congreso, en los medios, en las redes… ¡Ya lo verán!».

David Runciman en su destacada obra The Confidence Trap, una historia contemporánea de la democracia, analiza extraordinariamente el tema. Su tesis central es que el exceso de confianza de los demócratas sobre las virtudes de la democracia, y, en particular, sobre su capacidad de defensa ante sus enemigos, hacen que estos se aprovechen y desde adentro trabajen para destruirla, creando un estado de permanente tensión en el seno mismo del régimen.Obviamente, estos peligros se acrecientan en épocas de crisis, y así la gente -decepcionada por su situación- culpa al gobierno de sus penurias y fácilmente oyen los cantos de sirena de los enemigos de la democracia, quienes magnifican la situación, cabalgan sobre ella y entonces llegan al poder para…hacer libremente su tarea, i.e, “matar la democracia”. La gran depresión de los veinte facilitó la llegada de los totalitarismos de derecha y la II Guerra la consolidación del estalinismo.Ahora bien, ese régimen de equilibrios no existe en América Latina. Allí, el comunismo internacional creó el Foro de Sao Paulo, con la finalidad de instaurar ese régimen en el subcontinente a través dela estrategia de la toma del poder por vía electoral, en contraposición a su tradicional vía insurreccional. Colombia había sido la excepción a este embrujo paulista del socialismo del siglo XXI, pero la desidia y tibieza del liderazgo convencional anodino facilitó finalmente que este tomase el poder el 19 junio de 2022. Se eligió como presidente de la república al señor Gustavo Petro, un criminal de lesa humanidad, guerrillero (con o sin armas) aliado de los narcoterroristas y de Putin, candidato del comunismo internacional, o sea, Foro de Sao Paulo-Grupo de Puebla.

No se crean los cantos de sirena de la política del amor y el acuerdo nacional, de las garantías de respeto a la Constitución y al Estado de Derecho y la propiedad privada, todo eso es un vulgar engaño premeditado. Si no me creen tómense la molestia de buscar en YouTube los discursos de Chávez el 9 de diciembre de 1998 y el de Petro el domingo: idénticos (https://www.youtube.com/watch?v=vMqclc2icD0 ).

En conclusión, Colombia se suicidó al elegir a Petro como presidente de Colombia, con esa elección el pueblo colombiano selló el fin de la democracia liberal y el comienzo de una dictadura comunista del socialismo delsiglo XXI, a partir del próximo 7 de agosto. QEPD la libertad en Colombia.

Colombia: A despertar tocan

Por Eduardo Mackenzie


Los resultados de la elección presidencial  del 19 de junio, fueron una sorpresa para  los colombianos. Los mismos petristas deseaban un triunfo pero no lo veían como algo obvio. Por eso amenazaron al país con el despliegue preventivo de sus milicias en algunos puntos y ciudades.
  

 Saber que Gustavo Petro  llegará a la Casa de Nariño  el 7 de agosto próximo sacudió a Colombia de norte a sur. Un hombre con sangre en las manos ocupará, por primera vez, el solio de Bolívar. Hubo como una especie de electrochoque general. Hay en muchos sectores una ola de pánico y eso toma formas diferentes. Algunas capillas políticas no-petristas  se dividen, tratan unas de minimizar lo ocurrido, otras creen poder acomodarse a la nueva situación. Los más ingenuos ignoran los llamados a la lucha de clases de Petro y se ilusionan con un posible “acuerdo” para  arrancarle no sé qué concesiones. 

 

Una parte de las formaciones  políticas tradicionales,  de base liberal-conservadora, adoptan una postura diferente: buscan una línea de decencia, vigilancia y oposición firme contra las intenciones depredadoras de Gustavo Petro.

 

El 20 de junio, electores asombrados por las cifras del escrutinio denunciaron en las redes sociales el “monumental” fraude electoral. La gran prensa y otros medios se ofuscan, por ahora, ante ese tema. Los patriotas no quieren cerrar la boca y olvidar los escándalos y trapisondas, jamás aclarados, de la Registraduría y de su anómalo software de conteo de votos, que instaló el irascible Alexander Vega Rocha, quien se cree con el derecho de no rendirle cuentas a nadie.  Los jefes petristas esperan, en cambio, que olvidemos, sobre todo, el espionaje y la guerra sucia desatada por ellos para desacreditar a los dos mayores rivales democráticos, Federico Gutiérrez  y Rodolfo Hernández. 

 

Circulan cientos de mensajes en las redes sociales con testimonios sobre el fraude electoral.  Uno de ellos dice: “Los colombianos  aceptaremos el resultado de estas elecciones después de que se realice un conteo físico de las papeletas de votación contra lo registrado en el sistema y se verifique que los números de cédula de personas vivas coincide con el físico de los votos,  para saber de dónde salieron los más de tres millones de votos que Petro no había podido sacar ni en las elecciones pasadas [legislativas], ni en la primera vuelta y sí los sacó en 15 días”.

 

Ese sentimiento de que el veredicto del 19 de junio no es el de las urnas sino el de la Registraduría recorre al país. Hay un enorme déficit de legitimidad de ese escrutinio y eso perseguirá tanto a Petro y su equipo como a la Registraduría y al CNE, por tiempo indefinido. 

 

Aunque minoritario, el pedido de una auditoría de las dos vueltas de la elección presidencial, es fundamental. Es una reivindicación preciosa para ganar las duras batallas que vienen. Los cambios “revolucionarios” que quiere hacer Petro requieren de la Registraduría en su estado actual, para que el proceso de destrucción de las instituciones, comenzando con la demolición de la Constitucional nacional,  sea legitimado por ese organismo. Por eso hacen del fraude electoral un verdadero tabú.

 

Preguntarnos por el papel que ha jugado la Registraduría en el actual terremoto político es indispensable. Hay que investigar y pedir al personal sano de ese organismo que revele los detalles de lo que ocurrió el 19 de junio. Las libertades y la unidad del territorio colombiano dependen de eso. 

 

La extrema izquierda petrista, que fue incapaz de rechazar el apoyo verbal del narcotráfico y de las organizaciones narcoterroristas FARC y ELN,  necesita la actual máquina de contar votos para legitimar cada paso que tendrán que dar para  desmantelar el Estado de derecho. 

 

Un video de comparación entre lo que dijo Gustavo Petro tras conocer los resultados y lo que gesticuló Hugo Chávez cuando llegó a la presidencia de Venezuela, en diciembre de 1998, circula en estos momentos. Ese video muestra a la perfección que Petro  tiene poca imaginación: él copia y copia a su ídolo hasta en los más mínimos gestos y palabras. Conclusión: Petro organizará una serie de elecciones para legitimar el cambio de régimen que le prometió a sus patrones. 

 

La metodología de Chávez para acabar con Venezuela fue clara: con  referendos y elecciones: 14 de diferente tipo en 10 años, para escoger autoridades ejecutivas, legislativas y constituyentes en todos sus niveles (1). La mayoría de ellas --falseadas por las máquinas de voto electrónico y el software de Smartmatic--,  fueron ganadas por el dictador.

 

Tres de esos escrutinios fueron para erigir una Constitución chavista. La primera, para escoger los miembros de la asamblea constituyente, le permitió al oficialismo tener el 75% de los constituyentes. Así fue como Chávez pasó su aplanadora contra la Constitución de 1961.  

 

Petro aspira a hacer lo mismo. Su primer paso será liquidar la Constitución de 1991. Empleará la misma técnica para disponer de una mayoría abrumadora en la constituyente. Lo primordial para él es conservar la Registraduría con su corruptela para mantener una relación de fuerzas conveniente. En el resto del ciclo de elecciones que viene esa maquinaria impondrá sus veredictos y las oposiciones, constructivas o de ruptura, no podrán siquiera protestar. 

 

El mundo político y la ciudadanía tendrán que salir de su atonía. No pueden esperar a que el derrumbe del sistema sea consumado. Unirse para actuar ahora es vital para impedir la consolidación de una nueva tiranía en el hemisferio.  No hay que esperar a ver el desarme de la policía, el avasallamiento de los altos mandos de las Fuerzas Armadas, la llegada de asesores cubanos y venezolanos a los ministerios, la legalización del ELN, el derrumbe de Ecopetrol y de otras empresas del sector petrolero- minero, ni los efectos de las “soluciones” anticapitalistas de Petro en economía para arruinar la tasa de crecimiento actual de 5,5% (cifra de la OCDE). Ya se está viendo en qué consistirá para la clase media la perversa reforma tributaria estilo Piketty de 50 billones de pesos.  En Francia, Piketty hizo un daño tremendo con su sistema socialista de expoliación legal-tributaria. Un economista, Frédéric Georges-Tudo, escribió: “El desprecio de Piketty por la miseria humana se sitúa simplemente en línea directa con la de Trotski, Lenin, Mao y los Castro” (2). 

 

Por ahora la "operación candor" que ejecuta Petro le está saliendo bien: algunos creen que será un presidente razonable. ¡A despertar tocan ¡ 

 

EE. UU. carece de estrategia integral para contrarrestar a China en América Latina

POR HANNAH NG Y DAVID ZHANG Fuente: The Epoch Times en español

Estados Unidos carece de una gran estrategia para repeler la expansión de la influencia del régimen chino en América Latina, según el experto en seguridad Joseph Humire. 

Washington ha estado ausente en la región durante las últimas tres décadas, y como resultado, “China ha visto una oportunidad y realmente ha capitalizado la oportunidad”, dijo recientemente Humire en el programa China Insider de Epoch TV.

“La administración Reagan (…) es la última administración estadounidense que tuvo una política más amplia para América Latina con la Guerra Fría y el anticomunismo”.

Humire se refirió al vínculo especial entre Estados Unidos y la región, diciendo que América Latina comparte una afinidad cultural y lazos históricos con Estados Unidos.

Pero “el problema es que no se habla de esto” y Washington, en cambio, habla “transaccionalmente” centrándose en el comercio y otros lazos económicos, añadió. Fuente: The Epoch Times en españolAdemás, según el experto, esta región es muy “incipiente en términos de democracia”.

“Muchos países de América Latina no alcanzaron (…) la democracia plena hasta mediados del siglo XX, o incluso en algunos casos, hasta finales del siglo XX, lo que significa que tuvieron períodos de dictaduras”, dijo Humire.

Como resultado, añadió, estos países buscan ahora un desarrollo pacífico.

“América Latina no busca la guerra. No buscan el conflicto”.

“Ellos buscan simplemente poder crecer para que sus democracias maduren hasta el punto de que puedan tener respeto por su propia soberanía nacional”, dijo.

Para ayudarles a alcanzar ese fin, según Humire, Estados Unidos debería ampliar su cooperación en la región más allá de la mera esfera económica.

Washington debería comprometerse con la región con un mensaje más amplio, indicó. “El mensaje más grande es que las inversiones que Estados Unidos hizo en América Latina están destinadas a impulsar una región pacífica, un vecindario pacífico”. Fuente: The Epoch Times en español“Esto está destinado a crear un vecindario que sea estable, próspero y pacífico, algo que no se puede hacer con las inversiones [de] China y otras partes del mundo”, dijo el experto.

Mientras tanto, según Humire, China ha ampliado rápidamente sus relaciones comerciales en el hemisferio occidental.

“Si uno se remonta 20 años atrás, China era socio comercial de solo tres países (…) en Sudamérica. Si avanzamos 10 años, en 2010, es el principal socio comercial de siete de las doce naciones soberanas de Sudamérica”.

“Hoy en día, son el principal socio comercial de nueve de las principales naciones soberanas de Sudamérica”, añadió.

Pero las relaciones comerciales de China con América Latina vienen acompañadas de ambiciones políticas y geopolíticas e incluso militares, señaló Humire.

“No estamos lejos de que el gobierno chino tenga puestos militares dentro de América Latina, muy cerca de la frontera con Estados Unidos”, indicó el experto.

The Epoch Times se puso en contacto con el Departamento de Estado para obtener sus comentarios. Fuente: The Epoch Times en español

jueves, 28 de abril de 2022

Una operación legítima

 Por Paloma Valencia

Putumayo tiene 20 mil hectáreas de coca y es el tercero en producción a nivel nacional. Se repite lo que sucede en muchos lugares de Colombia, donde hay una guerra entre las dos organizaciones criminales para controlar el negocio: El Grupo armado residual “Carolina Ramírez” de Gentil Duarte, y el GAOr “Comandos de Frontera” o “Frente 48” de Iván Márquez. 

Entre 2021 y 2022 han tenido más de 27 confrontaciones, 271 ataques a la población civil y 228 homicidios. Es imperioso que el Estado actúe para evitar que su guerra siga asesinando ciudadanos inocentes. El 28 de marzo el Ejército ejecutó una operación especial contra el narcotráfico en Puerto Leguízamo. Muchos han dicho que se ejecutó sin respeto a los estándares del DIH. No fue así.

La operación fue planeada desde agosto del 2021. El 11 de marzo se tienen las pruebas de la presencia de los miembros armados y del bazar donde estarían presentes los disidentes. El 16 se decide ejecutarla.

El bazar era solo un camuflaje. La Defensoría en alertas tempranas, había advertido que los grupos ilegales promovían y financiaban actividades sociales como mecanismo para esconder la llegada de la pasta base de coca que deben traer los campesinos cocaleros. Las invitaciones a los bazares se hacen públicas, y se obliga a civiles a participar de él. Es la estrategia de guerra híbrida, donde la criminalidad usa a la población civil para esconderse y protegerse de la acción de las Fuerzas Armadas. Además, sirven para recuperar el dinero: venden licores, comida y servicios de prostitución a precios altísimos para quitarles a los campesinos lo que les acaban de pagar.

Alto Remanso no cuenta con más de 12 casas. Impresiona en las fotografías del área que la casa comunal, la más grande, es la única con un techo especial, y es ahí donde se guarda la pasta de cocaína.  La ubicación, además, a 5 minutos en lancha del Ecuador, favorece el tránsito que hace el “Frente 48” hasta los laboratorios de PBC. Esta nueva modalidad de laboratorio ha surgido por la dificultad de conseguir los precursores químicos. Se trata de laboratorios artesanales, de estructura liviana que evaden así la persecución a los tradicionales laboratorios finales de clorhidrato de cocaína.

El 17 de marzo la operación inicia con la infiltración terrestre. El 26 se decide no ejecutarla por la presencia de civiles en el bazar. Se espera hasta la mañana del 28 de marzo, cuando gran parte de los civiles ya no están y la condición de los criminales favorece la operación.

A las 7:20 a.m. el equipo “Tirador de Alta Precisión” ejecuta la operación. Los tres objetivos armados son dados de baja con tres disparos. La operación habría podido concluir ahí. Sin embargo, los criminales empiezan a disparar al Ejército. Un hombre de las fuerzas sale herido. Presuntamente, el Ejército recibió disparos desde Ecuador, y desde una lancha del río Putumayo. El combate se extiende por dos horas, lo cual demuestra la capacidad que tenían los disidentes. A las 9:52 se finaliza la operación. A las 11:50 el CTI entra, pues desde agosto del 2021 la Fiscalía tenía información sobre la operación. De los 11 muertos 9 están identificados con antecedentes criminales. Dos de los 4 heridos ayudaron con armas. El Ejército también logró incautar fusiles, pistolas, municiones y dinero.

Lo cierto es que a las madres les duele la muerte de sus hijos así sean parte de estructuras criminales. Este es el dolor de un país atrapado en el narcotráfico, nuestro único y real enemigo. Deberíamos todos estar unidos en acabar ese negocio que solo trae sufrimientos y violencia.   (KIENYKE)