lunes, 24 de julio de 2017

Pobre Venezuela. Casi como Colombia

Por: Fernando Londoño Hoyos  (Tomado de Las2orillas)

Entretenidos en las amargas peripecias del vecino, al que le organizan Constituyente para inyectarle marxismo leninismo, no hemos notado que nos aplicaron la receta, sin que muchos lo notaran.

Estamos compungidos por el destino de Venezuela. Esta semana le organizan una Constituyente para inyectarle la receta del marxismo leninismo. Para acabar de destruirla y robarla. Para liquidar sus instituciones y para someterla a la más abyecta tiranía. Pobre Venezuela. Le va a pasar lo que ya le hicieron a Colombia.
Entretenidos como andamos en las amargas peripecias del país hermano, no hemos notado que lo nuestro es peor. Nos aplicaron la receta, íntegra, sin que muchos lo notaran.
Nos faltan las colas en los mercados, la carencia total de medicinas y poco más que eso. Todo a su debido tiempo, dicen los estrategas del complot que nos volvió trizas.
Los venezolanos nos llevan enorme ventaja. Notaron lo que les pasaba y pudieron reaccionar. Han puesto muertos, que son mártires, y el país está todo en pie contra la dictadura. El mundo ha comprendido su desgracia y se ha vuelto solidario con ella. Ha sufrido mucho pero los caminos de la salvación están abiertos.
A Colombia le hicieron lo mismo, pero la estrategia fue más sibilina, más hipócrita, más canalla. Y no la ha notado. No tiene jóvenes que se hagan matar por la Libertad y por la Patria. No tiene políticos advertidos de lo que se vino encima. No tiene el favor internacional. No tiene nada. Ha quedado sola frente a su tragedia.
La Constitución la volvieron trizas. El tirano se burló del pueblo que en las urnas le dijo No a su patraña maldita. Se le robaron el petróleo y no protestó. Se le robaron la riqueza minera y a nadie pareció interesarle. Le arruinaron los bosques, le volvieron lodazales sus ríos, le convirtieron sus soldados gloriosos en macheteros que se enfrentan a matas de coca, y no hay una voz indignada que lo condene. La pusieron en manos de la mafia más rica del mundo, y la obligaron a aplaudir la mafia. La impunidad para los criminales se llama perdón y la condescendencia con el crimen, reconciliación. Le castraron el Congreso, y el Congreso aplaudió la cirugía. Le organizaron una Corte Constitucional más abyecta que el Tribunal Supremo de Venezuela, y los magistrados no reciben el desprecio que en Venezuela reservan para esos traidores.
Venezuela ya no tiene cómo sostener a Cuba y nos han pasado la carga, sin que lo notemos. No le vamos a mandar petróleo, porque se acabó el que teníamos. Así que el Maduro que nos tocó en suerte viaja a Cuba con los empresarios que entregan la Nación y que rinden sus empresas, y todo lo encubren con la apariencia del fortalecimiento de unas relaciones comerciales que no existen, por sustracción de materia. Pero la disculpa es buena para empezar el desembarco de los miles de cubanos que vendrán para acabar de montar el aparato represivo que nos echan encima. Ya “coca” Naranjo tiene listos los policías que nos van a matar y el almirante Echandía está completando en silencio su operación macabra.
Hay que empobrecer un poco más al pueblo. La tarea está avanzada y los ingenuos compatriotas creen que se trata de pura torpeza en el manejo de la economía. Pero no. La cosa es harto más peliaguda, medida, contundente. Ya nos pusieron a crecer al 1 % y no protestamos. Liquidamos la industria y el presidente de la Andi se hace el majadero, sin grande esfuerzo de su parte, hay que decirlo. Los agricultores le entregaron a un infeliz santista el manejo de sus asuntos y se dejarán robar, sin soltar un gemido, millones de hectáreas para repartirlas a los colectivos de aquí. Ya empezaron el trabajito y por ahora lo llaman  restitución de tierras.
Los periodistas cumplen a la perfección el papel de idiotas útiles, movidos por una pauta publicitaria en retroceso, sumada a la advertencia de lo que puede pasarle al que levante la voz: una bomba o un balazo. Por eso olvidan estos problemas nacionales y se dedican a examinar las injurias que el Presidente Uribe le habría hecho a uno de los suyos, promotor y pionero de la pornografía en Colombia. ¡Y saber que hace unos años esa misión, de criticar y orientar, la cumplían Alberto Lleras, Guillermo Cano y Álvaro Gómez! Se murieron o los mataron a tiempo.
Lo que vienen son los jueces comunistas y serviles nombrados por izquierdistas extranjeros para meter a la cárcel a los enemigos de la paz y a los que sean acusados como herederos del paramilitarismo. Leopoldo López la sacó barata. Lo que harán acá Alvaro Leya y sus muchachos de las Farc no está escrito ni calculado.
Envidiamos a Venezuela. Está en pie y en camino de retorno. Colombia está de rodillas y no sabe lo que le pasa. Y le falta la bendición papal a toda esa infamia.

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